jueves, octubre 05, 2006

Parra que hable por mi...

Nicanor Parra

Para qué molestarse escribiendo cuentos
ensayos novelas etc.
cuando todo puede expresarse mejor en verso
parra eso se hizo la poesía
parra decir las cosas a poto pelao

Fotografía de Viviana Peláez.


Último brindis
Foto de Luis Poirot

Ultimo brindis
Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.

En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.

miércoles, octubre 04, 2006

Agradeciendo a Gabriel Bunster

Quiero agradecer a mi amigo Gabriel Bunster por haberme animado a hacer mi blog. Hace tiempo que quería hacerlo, desde que le escuché a Fernando Flores hablar de los blogs y la revolución que significan, ya hace más de un año...
Hasta ahora sólo he sido una visitante de algunos blogs y los disfruto intensamente. En el de FFlores tengo algo del mundo a la mano, me abre nuevas conversaciones, me informa, me sugiere a quién leer, me conecta; el de Mario Valdivia, que me alimenta espiritual y profesionalmente, me abre la mente, me hace mirar con otros ojos, me fascina; el de Ricardo Román, con quien trabajo y aprendo cotidianamente, siempre tiene alguna conversación que me toca o me interesa; la Buena Vida, de Álvaro Portugal, que me abre el apetito y me muestra los buenos restaurantes de Santiago. También me paseo por los de Rodrigo Walker, Chile País de Diseño, Leo Maldonado, El Respetable de José Miguel Muga
Estos son algunos, entre tantos otros, que iré linkeando en mis posts

Seamos realistas, hagamos lo imposible

Mi pasión cuando joven era la política, que estaba en la mesa familiar cotidianamente, era el principal interés de mi padre, Gastón Cruzat Paúl. Fui de la generación de los sesenta, viví la primera reforma universitaria. Nuestra ambición era cambiar el mundo, "seamos realistas hagamos lo imposible" era una de las consignas. Queríamos un mundo más libre, más igualitario, más justo, una universidad al servicio del país, también relaciones afectivas más auténticas y transparentes.

No fue sólo una utopía de juventud, no es tan distinto de lo que me mueve hoy, pero sí es diferente el camino, la forma que vislumbro de hacer un mundo más vivible para todos. Partiendo por mi misma, mis relaciones afectivas, enfocando mi trabajo profesional a un cambio en nuestros estilos habituales de trabajo, también haciéndome cargo como ciudadana de lo que me importa.