miércoles, octubre 04, 2006

Seamos realistas, hagamos lo imposible

Mi pasión cuando joven era la política, que estaba en la mesa familiar cotidianamente, era el principal interés de mi padre, Gastón Cruzat Paúl. Fui de la generación de los sesenta, viví la primera reforma universitaria. Nuestra ambición era cambiar el mundo, "seamos realistas hagamos lo imposible" era una de las consignas. Queríamos un mundo más libre, más igualitario, más justo, una universidad al servicio del país, también relaciones afectivas más auténticas y transparentes.

No fue sólo una utopía de juventud, no es tan distinto de lo que me mueve hoy, pero sí es diferente el camino, la forma que vislumbro de hacer un mundo más vivible para todos. Partiendo por mi misma, mis relaciones afectivas, enfocando mi trabajo profesional a un cambio en nuestros estilos habituales de trabajo, también haciéndome cargo como ciudadana de lo que me importa.

1 comentario:

Natho47 dijo...

Mi pasión sigue siendo y la política y la transformación de los espacios en los cuales participo.